Del francés mine1 y este del antiguo mine, a su vez del galo *meina ("mena")2. Compárese mena. El término francés ha sido tomado en préstamo en la gran mayoría de las lenguas europeas
"Durando el tiempo deste cerco, Tirante hizo hazer una mina muy secretamente, y como quiera que la ciudad estava situada en llano, estava toda sobre peñas, y desta causa se tardó tanto en hazer la mina, la qual se hizo con mucho trabajo." Martorell, Joanot (1974 [1511]) Tirante el Blanco. Trad. anónimo. Madrid: Espasa-Calpe, t. IV, p. 271
"Yo he querido intitular este libro el Libro áureo, que quiere dezir ‘de oro’, porque en tanto han de tener los virtuosos descubrir en su tiempo este libro con sus sentençias como tienen los príncipes las minas de oro en sus Indias." de Guevara, Antonio (1994 [1528]) Libro áureo de Marco Aurelio. Madrid: Turner, ¶6
"Por todos los cielos, y por ti misma, más hermosa que ellos, te ruego que no nombres más a Sinforosa, ni imagines que su belleza ni sus tesoros han de ser parte a que yo olvide las minas de tus virtudes y la hermosura incomparable tuya, así del cuerpo como del alma." de Cervantes Saavedra, Miguel (1994 [1616]) Los trabajos de Persiles y Segismunda. Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, p. 1121
4 Milicia
En particular, mina1 practicada para volar mediante una explosión los edificios que se encuentran sobre ella.
Uso: obsoleto
Ejemplos:
"Ocupavan los antiguos muchas vezes los pueblos con las minas de sotierra porque ellas entravan en las ciudades, como hizieron a la ciudad de Veyento, o con trancheas descalçavan los muros, y los derribavan, y esta postrimera manera es oy muy mejor a respecto de la pólvora, porque haziendo la mina, y poniendo la pólvora enciéndese muy presto, y con la furia, no solamente rompe, y derriba los muros mas los cerros haze rebentar, y qualquiera fuerça derriba." Salazar, Diego (2003 [1536]) Tratado de Re Militari. Madrid: Real Academia Española, ¶2
5 Milicia
Por extensión, dispositivoexplosivo que se entierra a poca profundidad, activado por presión o proximidad y destinado a detener el paso de vehículos o personas.
Ejemplos:
"Pues como, no sin escándalo, preguntasen a la susodicha señora que quién posaba allí abajo, y él se hallase presente, respondió: ‘Una mina para volar la honra de esta casa’." Rufo, Juan (1972 [1596]) Las seiscientas apotegmas. Madrid: Espasa-Calpe, p. 22
"Las minas que causan este tipo de daños son accionadas por presión, es decir, al ser pisadas. La onda expansiva hace reventar los tejidos del pie. Dependiendo de la carga que tenga la mina, puede destruir la parte inferior de una pierna y afectar también la otra, los genitales, los brazos, el pecho y la cara." Pisadas Fatales. Caretas, 16 de abril de 1996
"Le tenía sin cuidado que Vivola creyera que sus palabras de amor en Ambassadeurs habían sido dictadas por el interés de cumplir aquel contrato y no por la sinceridad de su pasión, honda como una mina de lápiz." Jardiel Poncela, Enrique (1996 [1931]) Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?. Madrid: Cátedra, p. 457
"En mi vida tuve minas, muchas minas / pero nunca una mujer". Romero, Manuel (1922) “Patotero sentimental”. En: Gobello, José & Bossio, Jorge (1997) Tangos, letras y letristas. Buenos Aires: Plus Ultra, t. VI, p. 168
2
Por extensión, cualquier mujer.
Ámbito: Río de la Plata, Chile
Uso: lunfardismo
Ejemplos:
"Hoy ya libre ’e la gayola y sin la mina / campaneando un cacho ’e sol en la vereda, / piensa un rato en el amor de la quemera / y solloza en su dolor". Marino, Francisco Alfredo (1926) “El ciruja”. En: Evaristo, César (2006) 100 tangos de oro. Buenos Aires: Lea, p. 51 [1]
Del latín mina, y este del griego antiguo μνᾶ (mnâ)1, y este de alguna lengua semítica5. Compárese el hebreo antiguo מָנֶה (maneh) o el árabe مَنّ (mann)
"Verdaderamente si fuese rico, me condenaría a una multa tal, que pudiera pagarla, porque esto no me causaría ningún perjuicio; pero no puedo, porque nada tengo, a menos que no queráis que la multa sea proporcionada a mi indigencia, y en este concepto podría extenderme hasta una mina de plata, y a esto es a lo que yo me condeno. Pero Platón, que está presente, Critón, Critóbulo y Apolodoro; quieren que me extienda hasta treinta minas, de que ellos responden. Me condeno pues a treinta minas, y he aquí mis fiadores, que ciertamente son de mucho abono". Platón, Apología de Sócrates, traducción de Patricio de Azcárate (1871)