Incierta. Algunos autores lo atribuyen a una herencia de una frase del derecho romano, resultado de la unión matrimonial de una pareja: ubi tu Gaius, ego Gaia, que se traduciría como Dondequiera te llamen Cayo, yo seré Caya. Otros sostienen que es un vocablo del español mexicano, derivado del náhuatl clásico tocayoh ("que tiene nombre", "persona de renombre"), forma posesiva del náhuatl clásico tocaitl, a través de su forma poseída, como notocayoh ("el que tiene mi nombre"); contrástese con notoca ("mi nombre") y notocayo ("mi fama"); compárese con el sinónimo colombroño, paralela e indirectamente derivado del latín cognomen.
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- Que tiene el mismo nombre que otra persona.