Al ver tamaño desacato contra la autoridad, el señor subdelegado ordenó a los que le acompañaban que le aplicasen a aquel malvado el ungüento de a cuatro Y no lo dijo a sordos, pues cuatro de sus acompañantes se echaron sobre el recalcitrante; y tomándolo de los brazos y de las piernas, tendiéronlo sbre el santo suelo. y se cargaron sobre él, de tal manera, que hasta el derecho de pataleo le quitaban. Entonces el Usía, lleno de patriótico fervor, le dió unos cuantos huascasos en el castigadero, a nombre del Supremo Gobierno, con lo cual el pobre diablo aflojó la pepa, y el principio de autoridad quedó incólume.Barros Grez. Dichos y refranes chilenos. Editorial: Imprenta y Librería Excelsior. Santiago de Chile, 1923. Formato: pdf.