Agua con que se rociaban las víctimas y otras cosas en los sacrificios paganos.1
Ejemplo:
«A ese hombre, quienquiera que sea, prohíbo que ningún habitante de esta tierra [...] le acoja, ni le dirija la palabra, ni le dé participación en las súplicas a los dioses y en los sacrificios, ni le ofrezca agua lustral.» Sófocles (1973 [429 a. C.]). «Edipo Rey», Sofocles: Teatro completo, trad. de Julio Pallí Bonet, Bruguera, 169.