"La habitación donde estuvo expuesto el cadáver de la tía sigue desnuda, oliendo aún a flores y a cadaverina en un olorcillo sutil y pegajoso." Barea, Arturo (1958 [1951]) La forja de un rebelde. Buenos Aires: Losada, t. I, p. 191
"Otros aminoácidos dan lugar a la formación de cadaverina y putrecina, de aroma muy particular, y a partir del ácido glutámico, con decarboxilación del mismo, ácido alfa aminobutírico, sustancia esta última muy volátil y que rememora por si sola buena parte del aroma del queso." Salinas, Rolando (1988) Alimentos y nutrición. Bromatología aplicada a la salud. Buenos Aires: El Ateneo, ¶3