Santiago se apasionaba por ese juego. Si la prensa, entonces en su infancia, hubiese alcanzado el sorprendente espíritu de publicidad en el que hoy rivalizan todos los diarios y revistas, sin duda que cada periódico habría contenido una sección “Volantines”, como la que consagran a los variados sports favoritos de las nuevas generaciones. Se conocían las casas donde se encumbraban las mejores estrellas; nadie ignoraba el nombre de los aficionados que se habían hecho conspicuos en echar comisión, con las bolas más afamadas de la estación. En los conventos de frailes las comunidades, en los colegios los alumnos internos, ocupaban con entusiasmo sus ocios en ese absorbente pasatiempo. Se hacían apuestas como entonces en la cancha de gallos; se hablaba con vivo interés de los desafíos para echar comisión, preparados de antemano; se susurraban los ardides empleados para conquistar el triunfo. Por lo bajo, en secreto, señalábanse los volantineros poco escrupulosos en emplear medios prohibidos para triunfar del adversario.Alberto Blest Gana. El Loco Estero. Página 55. Editorial: Good Press. 18 dic 2023.