prefieren algunos ("Diglossa", "Micralymma") los estrepitosos rujidos del océano y habitan altos cantiles ó hervidoras rompientes, constantemente azotadas por el oleaje.Boletín de la Academia Nacional de Ciencias vol. 7. Página 12. Editorial: Academia Nacional de Ciencias. Córdoba (Argentina), 1884.
Ejemplo:
El rumor lejano del puerto, las ráfagas inquietas de la brisa, las espumas hervidoras del agua, daban voz a aquel paisaje.Amós de Escalante. Del Manzanares al Darro. Capítulo XII. ¡Fair Cádiz! Página 166. Editorial: Imprenta J. Pueyo. 1922.