No es difícil de adivinar la acogida que encontraría semejante propuesta en el monarca; que no sólo aseguraba la neutralidad, sino que ganaba la amistad de un centenar de tigres, terror de aquellos bosques. Asignoles sueldo con larga mano, concediéndoles además todo el botín que pudiesen coger a sus enemigos; y con estas seguridades, dio orden para que el ejército de don Gastón de Fox se moviese, internándose en los temerosos dominios de las BárdenasFrancisco Navarro Villoslada. Doña Blanca de Navarra, crónica del siglo XV. Página 54. Editorial: Universidad de Alicante. Alicante, 2003.