Tal vez seguía en el infierno, la diferencia era que ahora ella me había enseñado a vivir en él. A ver que aún en un lugar tan despiadado se puede ser feliz, a ver que incluso en suelo infértil pueden crecer algunas floresFernando Leyva Marín. Maura, el amor es eterno. Página 116. Editorial: Lulu. Raleigh, 2015.
Y sabíamos que había algunas ovejas que no habían tenido crías que se llamaban las machorras: entonces la machona era para nosotros un símbolo de mujer infértilLuis Oporto. Las mujeres en la historia de Bolivia: imágenes y realidades del siglo XX (1900-1950): antología. Página 210. Editorial: Grupo Editorial Anthropos. La Paz, 2001.