De ahí, en definitiva, las acusaciones de satanismo o adoración al diablo que se lanzaron contra herejes, templarios, brujas y judíos.Gonzalo Álvarez Chillida. El antisemitismo en España. Página 40. 2012. OCLC: 847712895.
¿Cómo ha de salir de esto una poesía nueva? ¿Ves ese pesimismo, ese trascendentalismo naturalista, ese orientalismo panteístico o nihilista, todo lo que antes recordabas tú como contrario a tus aspiraciones, pero reconociendo que eran fuentes de poesía a su modo? Pues todo ello lo diera yo por bien venido a España, a reserva de no tomarlo para mí, personalmente, y con gusto vería aquí extravíos de un Richepin, satanismos de un Baudelaire, preciosismos psicológicos de un Bourget, quietismos de un Amiel y hasta la procesión caótica de simbolistas y decadentes; porque en todo eso, entre cien errores, amaneramientos y extravíos, hay vida, fuerza, cierta sinceridad, y sobre todo un pensamiento siempre alerta...Clarín. Apolo en Pafos (1887). Editorial: Promociones y publicaciones universitarias. Barcelona, 1989.
Pero los rojos sentían la voluptuosidad del dolor ajeno, el deleite de atormentar las almas y las carnes de sus víctimas, la fruición satánica de aniquilar la vida y sembrar la muerte. Tales aspectos de la revolución marxista, aquellos casos de auténtico satanismo, deben imprimirse con vigorosa estampa en el papel y en la memoria para lección de las generaciones venideras, aunque muchos cómplices de ayer o estúpidos inconscientes quieran hoy encubrirlos u olvidarlos.Ricardo León. Cristo en los infiernos. Página 10. 1941.