Lo ordinario era espillar o jugar cada uno en su traje, y sacar de los bueyes o naipes todo cuanto en buenas manos y con buena vista pudieran dar de si ; que, a descornarse la flor, con hacer viñas y Juan Danzante e irse a quitar las pulgas a un garito de otro barrio, que era como pasarse a Turquía, quedaba el hombre como las propias rosasMiguel De Cervantes Saavedra. Riconete y Cortadillo. Edición crítica de Francisco Rodríguez Marín. Página 104. Editorial: Revista de archivos, bibliotecas y museos. Madrid, 1920.