Cualquier adorno de los que se ponían a los niños al cuello o pendientes de la cintura; y eran diferentes, así en su forma como en la materia de que estaban construidos.[1]
2
Cada una de las joyas, relicarios y otras alhajas pequeñas que suelen llevar por adorno las mujeres y aun los hombres.[1]
3
Persona de relevantes cualidades físicas o morales.[1]
Alegría preside, decía, el cotarro literario. Lleva las patillas un poco más largas. Jorge Edwards, más gordo. Detrás de mí una dama tiene un deliquio: “¡Qué dije!”.Alfonso Calderón. Traje de arlequín: diarios 1993-1995. Página 363.
Ejemplo:
La idea encontró amplia acogida. Don Menandro Saldías, y don Ludovino Jerez aceptaron entusiasmados. Eran el Jefe de la estación y el dueño de la botica, respectivamente. Por el camino encontraron a Baltasar Pedregal, el valijero que transportaba la correspondencia a las minas de Lolén. Como tenía unas chiquillas muy dijes, lo cual era de gran importancia para después de la comida, por acuerdo unánime fué también propuesto para formar parte de los manifestantes. En total, ocho personas dispuestas a divertirse.Luis Durand. Mercedes Urízar. Editorial: Lom Ediciones. 1962.