Parecióles bien el juego a todos los señores Académicos, y aun hubo entre ellos uno (no ha podido averiguar el autor de esta historia cual de ellos fué) que dijo ser muy digno, y hasta propio y característico de sabios colegiados un juego semejante, en atencion a que todo sabio Académico estaba en su sillon como sentado en la berlina, interpretando, adivinando, resolviendo y explicando cuestiones y dificultades de todo género:Barros Grez. La academia político-literaria : (novela de costumbres políticas). Página 602. Editorial: Impr. y Litografía de Los Tiempos. Talca (Chile), 1890. Formato: pdf.