En cuanto supo que me habian metido a la capacha, me fué a ver; se condolió mucho de mi desgracia, i me prometió hablar con el padre Hipotocreitía, que es confesor del Presidente, para que se empeñase con éste, a fin de que corrijieran el error de haberme puesto preso.Daniel Barros Grez. Pipiolos i pelucones. Editorial: Imprenta Franklin. 1876.
Ejemplo:
Si le agarran a uno con esa pendejada le meten a la capacha sin remedio — opinó Francisco con la importancia del saber que le dejaron las gentes del basurero.Jorge Icaza. En Las Calles. Editorial: Libresa. 2005. ISBN: 9789978809488.