Historia: Para las piezas de 10 y 5 céntimos de peseta acuñadas en cobre en 1870, un grabador de la Casa de la Moneda de Madrid diseñó la imagen de un león erecto sobre sus patas traseras, girando la cabeza hacia atrás en forzado escorzo y sujetando el escudo nacional con sus patas delanteras. La extraña posición semejaba un perro más que un león, e hizo que la guasa popular bautizara estas monedas como perra gorda y perra chica, respectivamente. Con el tiempo, el término perra se generalizó como sinónimo coloquial de dinero.