Del latín vulgar lacte1, y este del clásico lac2, y este del protoindoeuropeo *ǵlákts3. Compárese el catalán llet, el francés lait, el italiano latte, el occitano lach, lait, el portugués leite, el ligur læte, el rumanche latg, el rumano lapte o, más remotamente, el griego antiguo γάλα (gála).
Sustancialíquida de color blanco y de alto valor nutritivo que se produce en las mamas de las hembras de los mamíferos para alimentar a sus crías. Para consumo humano es común emplear la producida por vacas, ovejas, búfalas o cabras.
Ejemplo:
«ningut mantenimiento non le cumple tanto commo la leche & la mejor de las leches es la dela muger & mamandola es mejor & la segunda de las asnas & la terçera delas cabras» Chirino, Alfonso (1987 [1429]). en Hispanic Seminary of Medieval Studies: Menor daño de la medicina, 134V.
"No se cura sino con aguas de rostro de leches de dormideras, pepitas de calabaça, taragontia, alcanfor, borrax, alquitira y otros adherentes." de Salazar, Eugenio (1902 [1570]) Cartas. Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, p. 257
"La contoya es una delgada vara de hojas largas, cuyas flores provocan el estornudo. El pecíolo desgajado rezuma una leche blanca y tres gotas de ella purgan el vientre del hombre." Alegría, Ciro (1978 [1941]) El mundo es ancho y ajeno. Caracas: Ayacucho, p. 339
Suerte o fortuna que tiene uno en algún asunto, especialmente si muy favorable.
Ámbito: Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Río de la Plata, Venezuela.
Uso: malsonante.
Ejemplo:
«—Fue después. A Tico se le ocurrió dar curvas en marcha atrás por Atocongo. Se tiró contra un poste. ¿Ves esta cicatriz? Y él no se hizo nada, no es justo. ¡Tiene una leche!» Vargas Llosa, Mario (1997 [1962]). La ciudad y los perros. Barcelona: Seix Barral, 93.
«Deseaba quitarle esas playeras, masturbarme con ellas y correrme dentro para que la niña, al volver a introducir su pie sudoroso, tomara contacto directo con mi leche.» Marra, Nelson (1993). Cenicienta antes del parto. Montevideo: Yoea, 13.
«Se puso el traje de baño, se cubrió con un kimono y metió en un nécessaire una leche hidratante para protegerse la piel del traicionero sol del trópico.» Vázquez Montalbán, Manuel (1983). Los pájaros de Bangkok. Barcelona: Planeta, 155.
«—No me des el día —le gritó Rafael—. Si me cabreas, de una leche te pongo los dientes por peineta.» Tomás García, José Luis (1985 [1984]). La otra orilla de la droga. Barcelona: Destino, 23.
«¿Qué ta pasao en ese ojo? —Preguntó el chico sorprendido. —Me pegué una leche contra el pomo de la puerta. Nada grave.» Navarro, José (1997). Exabruptos y sutilezas. Madrid: Opera Prima, 126.
↑Mallory, J. P. & Adams, Douglas Q. (2006) The Oxford introduction to Proto-Indo-European and the Proto-Indo-European world. Oxford: Oxford University Press, p. 262. ISBN 9780199287918